El amor y la tecnología, de enamorarse por e-mail a salir con una IA

25 abril, 2019

¿Existe el amor más allá de uno mismo? ¿Qué entendemos por amar y estar enamorado? ¿La tecnología puede ayudar en la búsqueda de la pareja ideal? ¿Existe el amor para toda la vida o se trata de un enamoramiento perpetuo y forzado por nuestro deseo? ¿Podemos enamorarnos de una voz? ¿Y, de una imagen? ¿Qué entendemos por amor?

La era del amor líquido: ¿el fin del romanticismo?

Según Zygmunt Bauman el amor romántico ya no existe, la sociedad se ha especializado en la capitalizar los sentimientos y en obtener el amor de manera tan práctica como útil para el individuo, mantener una relación o pareja hasta que ya no resulte satisfactoria, lo cual el autor denomina, la teoría del amor líquido, sobre la que nos habla el profesor de la UOC y sociólogo Francesc Nuñez Mosteo en esta entrevista. Sin embargo, continúa vigente el anhelo de encontrar una pareja para toda la vida tal y como establece el canon tradicional entre personas que buscan satisfacción y aprendizaje continuo en la busca del yo en el otro. La tecnología, sin embargo, plantea nuevos paradigmas del amor romántico para combatir la soledad y la falta de comunicación entre personas: como por ejemplo el amor a través de una pantalla digital o enamorarse de una inteligencia artificial programada para satisfacer los deseos y necesidades del usuario. Precisamente esto es lo que expone la película Her (Spike Jonze, 2013) la búsqueda del amor propio y la estabilidad emocional en el otro, un otro perfecto, una inteligencia artificial programada para decir aquello que se desea escuchar y complacer actuando según los patrones que el usuario establece.

Joaquin Phoenix protagoniza Her

Joaquin Phoenix interpreta a Theodore Twombly, un escritor que ha perdido la ilusión de la vida a causa de una ruptura con su pareja. Samantha es una inteligencia artificial instalada en los dispositivos digitales de Theodore, que le hace compañía, le cuida y siempre sabe qué decir para hacerlo feliz. Spike Jonze, responsable del guion y la dirección de la película, plantea una cuestión interesante: ¿puede una persona enamorarse de una voz artificial? E invita a la reflexión: ¿de qué nos enamoramos realmente? ¿Nos llegamos a conocer nosotros mismos? ¿Cómo nos comunicamos? ¿Qué buscamos en la pareja? ¿Puede un programa diseñado por el ser humano resolver carencias, problemas afectivos y alteraciones psicológicas y emocionales y a la vez aislar y distanciar más a las personas las unas de las otras?

La tecnologia permite mejorar la vida de muchas formas diferentes –robots amigos contra la soledad de las personas mayores, robots asistenciales que ayudan a mejorar el día a día de las personas con discapacidad o que tienen algún tipo de enfermedad crónica–, incluso ha cambiado la forma en que los seres humanos se relacionan los unos con los otros; actualmente, se puede iniciar una relación y conocer a otra persona mediante apps como WhatsApp o Tumblr y Redes Sociales como Twitter e Instagram. Sin embargo y aunque son muchos los beneficios que proporciona la tecnología, que conecta a miles de personas de todo el mundo permitiendo la consecución de logros médicos y científicos, también tiene algunas carencias, como facilitar el aislamiento y alienación de los usuarios digitales que tienden a descuidar la comunicación física y personal. Una situación que puede crear dificultades en la comunicación interpersonal y desequilibrios emocionales. Casuísticas propias del s. XXI que contemplamos en las asignaturas del grado de Psicología.

You’ve Got Mail, enamorarse por e-mail y romper vía Whatsapp

La productora y directora norteamericana, Nora Ephron ya planteó esta premisa en la película You’ve got a mail (1998, Warner Bross) en la pantalla grande, precursora de diferentes producciones posteriores que plantean la posibilidad de enamorarse a través de plataformas digitales. En esta caso, los actores norteamericanos Meg Ryan y Tom Hanks protagonizan esta comedia romántica que explica como dos personas que se sienten insatisfechas con sus vidas y sus parejas pueden llegar a conectar mediante una conversación por e-mail. La producción, cuestiona si es posible que una persona se sienta atraída e incluso pueda enamorarse de un perfecto desconocido. Y si es así, llama a la reflexión, ¿se podría considerar amor? Para Kathleen Kelly (Meg Ryan), la joven propietaria de la pequeña librería de la esquina, que ha perdido su trabajo, parece impensable. Su propósito en la vida, mantener abierta la librería como recuerdo y herencia familiar, se rompe y la arrastra a una grave crisis personal. Atrapada en una relación de pareja que ya no funciona, se ve empujada a un fracaso continuo, un lugar inseguro donde ninguno de los objetivos preestablecidos en un cuidadoso plan de existencia perfecto y hermético, se cumplen. Todo se agrava cuando Joe Fox (Tom Hanks), un ejecutivo de éxito, irrumpe en su vida tranquila y trastoca todos sus planes, Fox además de ser su enemigo declarado en el ámbito profesional como propietario del nuevo centro comercial que le roba los clientes, también es la persona que mejor la entiende, su amigo con pseudónimo por e-mail. La película critica y pone en debate los factores que condicionan que una persona pueda enamorarse. ¿El amor puede tener dos caras? ¿Una persona puede tener dos caras? ¿Por qué Joe Fox puede ser un punto de apoyo y afecto vía e-mail y frío y desconsiderado en persona? ¿Y qué hace que Kathleen acabe enamorándose del Joe frío y desconsiderado?

Casarse con un Smartphone o la búsqueda del amor según Jorge Bucay

Aaron Chevernak se casó con su móvil, imagen de News 24

En un mundo cada vez más exigente con los resultados y la consecución del éxito, la tecnología ha evolucionado tanto que dos personas pueden conectar y enamorarse rápidamente a través de los dispositivos móviles, incluso, poner fin a una relación vía Whatsapp o casarse con su smartphone. Ésto último es lo que hizo en una capilla de Las Vegas, el norteamericano Aaron Chevernak, que consideraba que la relación que mantienen con esta IA es la más larga que ha establecido y con la que se siente más satisfecho.

Pero, ¿hablar de cubrir necesidades sería amor? Según el escritor y psicoterapeuta, Jorge Bucay, el amor verdadero se tendría que encontrar en el interior de cada persona tal y como lo explica en su cuento La princesa que busca un marido . Bucay es un profesional de la salud mental especializado en el método Gestáltico, que tiene como objetivo reconducir la insatisfacción personal causada por traumas hacia la autorrealización y el crecimiento constructivo de cada individuo. En esta historia, precisamente, Bucay explica los peligros que comporta el arquetipo romántico que todavía no ha abandonado del todo nuestra sociedad, el de la princesa y el príncipe que tiene que demostrar su amor superando una serie de obstáculos o pruebas. En este caso, la princesa anuncia que se casará con el pretendiente que permanezca bajo su balcón un año entero. Tras 362 días solo queda un joven, la princesa empieza a preparar el enlace, a la espera de que pase el día restante, pero mientras esto sucede en palacio, el joven se da cuenta de que la princesa no le aprecia, no le conoce y él se había enamorado de una imagen, la imagen de una mujer egoísta que no le evitó ni una noche de sufrimiento expuesto a la lluvia, las nieves y el viento.

El duelo traumático en Black Mirror: la resurrección del amor perdido

¿Qué límites culturales, morales y éticos podría atravesar el ser humano para recuperar la estabilidad emocional perdida de forma abrupta?

Episodio Be right Back de Black Mirror

La serie británica, Black Mirror, plantea esta cuestión en el episodio Be right back. Martha ha perdido a su pareja en un accidente de tráfico. Inmersa en un duelo traumático es incapaz de continuar adelante. Decide contratar los servicios de una empresa capaz de hacer resucitar la memoria de una persona y reproducirla en una Inteligencia Artificial. Así es como Ash pasa de ser una voz en el otro lado, una IA que le hace compañía y tendría que ayudarle a pasar por esta etapa, a un robot réplica de la pareja perdida que agrava la depresión y el luto de la protagonista.

La creación de un androide o inteligencia artificial cada vez más humana es posible a día de hoy. Robots amigos, que ayudan a superar la soledad de las personas mayores o las olvidadas por el sistema; apps instaladas en los dispositivos digitales de casa, del coche y de la oficina programados para conocer las necesidades del usuario; tecnología creada para satisfacer cualquier deseo o fantasía demandada por el cliente, hace plantear una cuestión muy importante: ¿la incapacidad de comunicación entre personas y la búsqueda de relaciones con tecnología artificial no humana está impulsando la ciencia a dar una respuesta egocéntrica como es crear un compañero o compañera que como esclavo haga y deshaga según sus deseos?

Mientras no tengamos respuesta, podemos disfrutar con propuestas como la del actor Will Smith en Will Smith Tries Online Dating.


Foto principal: Franck V. en Unsplash 

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Autor / Autora
Redactora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación