Preparando el desconfinamiento: ideas para familias de niños con TEA

24 abril, 2020

La Dra. Cristina Mumbardó Adam, profesora del máster en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje y del grado en Logopedia de la UOC; la Dra. Silvia Barnet López, codirectora ABAULA (centro de atención psicológica y terapia ocupacional para niños con trastornos del desarrollo) y profesora colaboradora del mismo máster; y Judit Valls Cantó, codirectora ABAULA, apuntan ideas para las familias sobre cómo preparar el desconfinamiento de los niños con TEA.

En las últimas semanas hemos asistido a una proliferación de noticias, entradas en redes sociales, blogs, y fuentes de información diversas con el objetivo de guiar a las familias y a las personas durante el confinamiento derivado del estado de alarma decretado por la crisis sanitaria del Covid-19. Entre otros, se ofrecían recursos, ideas de actividades física, de juego, recetas culinarias… También algunas fuentes de información más especializadas han hecho énfasis en proporcionar guías o consejos de actuación a las familias de niñas y niños con alguna dificultad o trastorno del neurodesarrollo. Estas familias, como las otras, se han visto obligadas a construir nuevas rutinas incluyendo los espacios y necesidades de todos los miembros (teletrabajo, seguimiento de actividades escolares, espacios de juego…).

Si bien en los medios de comunicación se ha hecho énfasis de la necesidad de las personas con trastornos del desarrollo de salir a la calle, es cierto que en muchos niños y adolescentes con TEA, el deseo ha sido más bien al contrario.

En las familias de niñas y niños con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), la adaptación de estas rutinas también ha supuesto en muchos casos, adaptar los espacios de casa a las necesidades sensoriales del niño o niña, implementar horarios visuales nuevos para estructurar el día y restringir el tiempo de uso de los recursos digitales (pantallas) y buscar o crear nuevos soportes para trabajar actividades de la vida diaria como vestirse o poner la mesa. Debemos tener en cuenta, sin embargo, la variabilidad de manifestaciones fenotípicas presentes en el TEA, que han derivado en necesidades muy diferentes en función de las necesidades del niño y de la familia. De hecho, si bien en los medios de comunicación se ha hecho énfasis de la necesidad de las personas con trastornos del desarrollo de salir a la calle, es cierto que en muchos niños y adolescentes con TEA, el deseo ha sido más bien al contrario. La reducción de las demandas del entorno (interacción social, ir a la escuela …) ha hecho que, en algunos casos, estos niños se encuentren más cómodos en casa, en un contexto más controlado y predecible. Todo esto hace que, a estas alturas, la preocupación de muchas familias gire en torno a cómo gestionar la adaptación al periodo de transición o desescalament del confinamiento. ¿Cómo preparamos el desconfinamiento de los niños con TEA?

Tips para un buen desconfinamiento

A la hora de preparar el desconfinamiento de los niños con TEA, hay que partir de la diversidad de los casos. Dada la variabilidad en las manifestaciones conductuales propias del TEA mencionadas anteriormente, es muy probable que las acciones que listaremos a continuación no sean útiles para todas las familias, o incluso puede que no tengan sentido (y no sean sostenibles) en la dinámica y situación familiar. Aún así, la voluntad es que sirvan como ideas que se puedan ajustar a las especificidades de cada niño o niña con TEA y su familia.

1. Salimos a la calle

Empezar a planificar espacios para salir a la calle. Para aquellos niños y niñas que no han mostrado interés en salir durante las últimas semanas, será importante introducir espacios de salida con un objetivo, como por ejemplo, tirar la basura o pasear al perro, y adaptándolos a la desescalada de las medidas de confinamiento. Otro aspecto a considerar es la variación de las rutas de salida (ej: ir a tirar la basura cada día a un lugar diferente), para ir exponiendo a los niños a diferentes estímulos y promover su flexibilidad.

2. Movernos en casa

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Foto: Caleb Woods en Unsplash

Crear espacios en casa para jugar con los sentidos. Tampoco sabemos cuando podremos volver a ir al parque a jugar, lo que puede ser una barrera para aquellos niños y niñas que tengan más necesidad de moverse. Siempre que el espacio de casa lo permita, podemos adaptar un entorno con materiales que ofrezcan movimiento como hamacas de algodón o de lycra, un balancín, así como realizar secuencias de movimientos y saltos dirigidos y supervisados por el adulto, dentro de una actividad con propósito (por ejemplo, una gimcana o un circuito motor). También podemos planificar juegos de resistencia de la musculatura como por ejemplo estirar una cuerda, hacer «la carretilla» o escalar superficies, con la condición de que el niño entienda que estas actividades deben realizarse siempre bajo la supervisión y el acompañamiento de el adulto.

3. Promovemos la relación con los demás

Introducir momentos para interactuar con personas que no conviven con el niño o niña. Es importante que se puedan crear momentos de interacción, aunque sean muy breves, con otras personas (abuelos, tíos, primos, familia extensa, y compañeros de clase y de actividades extraescolares). Podemos hacerlo grabando un breve vídeo donde el niño muestre una actividad, dibujo o juguete que ha utilizado durante el día que enviaremos vía Whatsapp, pidiendo a la persona a quien va dirigido el mensaje un retorno audiovisual también. Otra opción consistiría en hacer una breve video llamada o intercambiar fotografías. Además, el interlocutor puede hacer una propuesta de actividad al niño.

4. Mantenemos espacios individuales

¡Dar espacio a la exploración y el aburrimiento! Como todos, los niños y niñas con TEA también necesitan sus espacios individuales y de exploración (juegos, dibujos …). Será recomendable facilitar espacios controlados individuales donde el niño realice actividades motivadoras de manera libre. Estos espacios pueden ser útiles para la regulación del niño, aunque deberían ser espacios controlados para evitar el exceso de conductas repetitivas o rituales, entre otros.

5. Anticipamos cambios y nuevas rutinas

Mantener la estructura semanal. En esta etapa de confinamiento es fácil que los espacios de ocio y trabajo queden desdibujados, y más hablando de niños. Sin embargo, antes del confinamiento los niños no hacían lo mismo de lunes a viernes, que el sábado y el domingo, y por eso es importante marcar alguna diferencia entre lo que hacen a lo largo de la semana y los espacios de ocio de la cabeza de semana. Las dinámicas familiares en este periodo han podido cambiar mucho y volverse mucho más complejas, y cada familia deberá adaptar este punto a su realidad, pero introducir en la rutina del niño o niña, de lunes a viernes, un espacio para realizar las tareas escolares, ayuda a diferenciarlo del fin de semana.

Explicar los cambios que provocará el desconfinamiento. Habrá que anticipar los cambios en el día a día del niño o niña, desde lugares preferentes donde no se podrá acceder, a personas que no podremos ver y también acciones que no podremos realizar, ya sea mediante lenguaje oral o soportes visuales, en función del niño o niña. Algunos niños también tienen rutinas sensoriales que implican el contacto con algún objeto u otras personas para buscando una textura, temperatura u olor específica. Todo parece indicar que habrá que restringir estos contactos y encontrar y/o pactar estrategias con el niño para sustituir estas sensaciones.

6. Nos familiarizamos con el uso de nuevos materiales y hàbitos de higiene

Habituarse al uso de materiales de protección individuales. El uso de mascarillas y guantes formará parte de nuestro día a día durante los próximos meses y es necesario que los niños y niñas se familiaricen con ellos. Deberán poder tocar y acostumbrarse a las texturas de los materiales mediante el juego o simplemente la manipulación. Algunos niños tendrán más dificultades en tolerar estas nuevas texturas, y habrá desensibilizar la cara y las manos a través de juegos sensoriales (como por ejemplo jugar con diferentes texturas como la harina o legumbres), haciendo pequeñas aproximaciones dirigidas por el niño y supervisadas por el adulto. También tendremos que explicar los cambios en las normas sociales que implicarán el uso de estos materiales, aprovechando cada vez que los padres saliendo a la calle para anticiparlo e incluso haciéndose fotografías en diferentes contextos conocidos por el niño donde los adultos lleven estos materiales.

Nuevas rutinas de higiene. A estas alturas también sabemos de la importancia de adoptar y mantener hábitos de higiene como lavarse las manos a menudo o utilizar líquido antiséptico. Al inicio puede que sea necesario incluir estas rutinas en el día a día del niño o niña, ligadas a momentos específicos como antes y después de salir a la calle, antes de comer o después de ir al baño. Algunos niños pueden tener dificultades en tolerar la textura, temperatura u olor del líquido antiséptico. En estos casos podemos utilizar un elemento intermediario, como una toallita donde se disponga el líquido y que, al mismo tiempo, puede camuflar su olor, para limpiar las manos aplicando presión.

Con estas recomendaciones esperamos que en las familias la transición hacia el desconfinamiento de los niños con TEA sea más ligera.

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Autor / Autora
Profesora del máster en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje y del grado en Logopedia de la UOC.
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